viernes, 28 de enero de 2011

BAJO CERO

    Estas temperaturas tan insoportables, me han hecho cuestionarme el uso de las pieles como prenda de abrigo. Está claro, que las últimas décadas del siglo XX, fueron las décadas del exceso: oro, hombreras desproporcionadas y piel en  todas sus modalidades. Zorro plateado, marta, chinchilla y el más económico conejo. Una ejecutiva de treinta años no era nadie sin su Elena Benarroch.

    Yo, Rose, joven empresaria de éxito, no me veo con uno. Estamos en la época de lo ecológico, biológico y reciclado. Mejor llevar el animal escondido...sobre todo si está muerto.




     Mi última adquisición en rebajas, es un abrigo delicioso de  Dolce&Gabanna. Ni el mejor paño de Burberry, calienta tanto. El primer día que me lo puse, me sentí como Elizabeth Taylor, todo glamour y derroche del viejo Hollywood. Nunca había estado tan divina, hasta que un grupo de ecologistas en bici me increpó.

    - ¡Asesina!.

    - ¡Joder, cuidado!. Es un Dolge&Gabanna de esta temporada. ¡Tan sintético como vuestro puto tofu!(en realidad es de conejo, que yo sepa no está en peligro de extinción. Seguro que le gustaría hasta a Brigitte Bardot...).


 
     No puedo quedarme en casa porque los termómetros marquen bajo cero, tengo mucha vida social. Además, desde que Kate Moss descubrió la combinación perfecta de pieles y pitillos, éste es mi uniforme de invierno. ¿Políticamente incorrecto?...puede que sí. También Kate lo es. Mirad que guapa con su abriguito anti PETA.
   
 

viernes, 21 de enero de 2011

I LOVE REBAJAS.


    Desde mi modesto punto de vista, creo que os puedo dar ciertas pautas para un  buen shoping. Después de ver a María Esteve y a Natalia Verbeke en varias alfombras rojas, con estilismos algo dudosos, (recuérdese ese aire sexy  choni que rodea a Verbeke aunque se ponga un Dior), me siento algo más capacitada para la misión más importante de enero: IR DE REBAJAS SIN MORIR EN EL INTENTO.

     1. No emocionarse demasiado el primer día. En menos de una semana, se pasa del cuarenta por ciento al setenta. Tengo sobornadas a dependientas de Carolina Herrera, Purificación García y Bimba&Lola. Me avisan la primera, a cambio de un masaje descontracturante o reflexología podal. No hay nada más frágil que una mujer con dolor de pies tras diez horas de trabajo. Nadie asegura que unas cuñas monísimas de Bimba&Lola, sean el calzado más cómodo del mundo.

     2. Tampoco hay que fiarse mucho de ellas. Mi amiga Pituca les lleva cupcakes, y el verano pasado se quedó con todos los must de la temporada en la talla cuarenta y dos.

    3. Ir sin prisas. Después de un almuerzo ligero en Embassy (aunque me cuentan que la moda es ir al bistró Margó, de nueva apertura). Las prisas y la impaciencia, me han llevado a cometer errores: comprarme unos zuecos noventeros, uno de esos chalecos acolchados inservibles,  minishorts, leggins imitando al cuero, unos mocasines de Miu-Miu cuando en realidad buscaba un bolso maravilloso, un poncho de lana alpina a lo Joan Baez...En fin, prendas reducidas al olvido de las que nunca encontré el ticket de compra.


    3.Usa la fuerza si es necesario. Siempre hay otra que se ha fijado en lo mismo que tú. Como todo en la vida, saca tus armas de mujer y lucha por el último treinta y nueve de los Jimmy Choo de moda. Nunca verás otro par en tu vida a menos de doscientos euros. Tuve que esconder los míos detras de un bolso. El tiempo justo de ir a un cajero cuando la visa te deja tirada.

    4. Haz oidos sordos a los rumores fashionistas: "a mi me costó justo la mitad", "pillé un vestido de Calvin Klein por cincuenta euros" o " en Chanel hay rebajas". Artimañas para despistaros de vuestros objetivos.

    5. Si nada funciona, siempre nos quedará Zara.

miércoles, 12 de enero de 2011

AÑO NUEVO...

    Por fin la deliciosa rutina vuelve a mi vida. Atras quedan las comilonas, los regalos y reuniones familiares. Lo mejor del mes de enero, son sin duda las rebajas. Lo peor, aun peor que la inevitable dieta hipocalórica, es la ley antitabaco.
  
    La pasada noche de reyes, me la pasé en la puerta de los bares fumando como nunca en mi vida. Allí, en la entrada a la Sala Sol, estaba  Rose y medio Madrid. Lo bueno de esta ley, son las infinitas posibilidades de ligoteo, negocios o nuevas amistades que puedes hacer en el smooking point. En ese momento mi mente me transportó a mi último viaje a Nueva York en 2006. Jim y yo fumando en la puerta del mítico club CBGB. En la ciudad de la libertad, ya se practicaba el odio al fumador y esa noche disfrutábamos de los últimos conciertos de la sala. Yo calzaba mis Doctor Martens y unas falditas escocesas, y también fumaba sin parar.
  
    Tanto en Madrid como en Nueva York, los daños colaterales de la ley, acabaron siendo una gripe en toda regla. Tras las fiestas, no me ha quedado más remedio que quedarme en casa, con altas dosis de vitamina C. Estos días que yo esperaba de compras frenéticas, se han convertido en una maratón absurda de la serie Gossip Girl. Me he pasado dos días estudiando el look de Blair Waldorf. Mi primera compra del año, será una capa de alpaca y una diadema de Hoss Intropia. La vida frívola de ésta pandilla neoyorkina, me ha llevado a preparar mi próximo viaje a la Gran Manzana: paseos por el Upper East Side, compras en Bloomingdales y desayunar todos los días en Magnolia.



    - Rose deja de ver esa serie. Te estas convirtiendo en una harpía de lo más frívola. Nuestros viajes nunca rozarían el Upper East Side.

    - No me jodas, paso del Village. Quiero que me lleves a cenar a  Balthazar y a comprar macarons.

    - Ma...¿qué?. ¿Y las cervezas en el Smalls?.Leé el libro de Auster que te regalé, y apartaté de la tele señorita Waldorf.


     Menos mal que mi marido me obligó a leer Sunset Park. A parte de ser un gran libro, me ha vuelto a recordar por qué Nueva York me encanta. La ciudad que no duerme, que se mueve y está viva. He preparado un  tour por el barrio del libro, en pleno Brooklyn. Un maravilloso lugar conocido por sus atardeceres, sus tienditas  y sus cafés. Un sitio que Blair y Serena no pisarían con sus manolos. Eso sí con mis nuevas botas de Vivienne Westwood para Doctor Martens. Rockera pero con glamour.