miércoles, 8 de junio de 2011

NUNCA MANCHES UN CHANEL.

    No os vais a creer de donde salía aquella mañana a primera hora. Acababa de vivir la situación más surrealista de mi vida, mi primer y único juicio contra mi persona. Resulta que la señora de Suárez, residente en la calle Diego de León, me había demandado por mancharle un traje de vino francés.

    Todo empezó hace  mes y medio en la fiesta de presentación de la nueva colección de relojes Breitling. A los diez minutos del comienzo del evento, ya me habían servido una copa de borgoña y estaba colocada estratégicamente en la mejor esquina y sobre mis preciosos jimmy choos. Era una fiesta más, con la misma gente de siempre y claro que me fijé en esa señora vestida maravillosamente de Chanel: perfecto conjunto de dos piezas en rosa pastel, colección primavera/verano de 2011. Iba impecable. La más elegante, después de mi perfecto vestido rojo de Pedro del Hierro.


    El vino era delicioso y mi marido sonreía a mi lado, guapísimo con un smoking de Tom Ford. De repente, noté que se me doblaban las rodillas, cuando vi que Brad Pitt entraba por la puerta seguido de una nube de fotógrafos. Por lo visto, era la nueva imagen de la firma. A Angelina, la verdad, ni la miré. Todo sucedió a cámara lenta: la mirada cristalina de Brad, su perfecta sonrisa, el efecto del vino, los empujones de los fotógrafos y mi reserva del noventa y cinco sobre la señora de Suárez. Lo que siguió después os lo podeis imaginar. Gritos, amenaza de demanda y pérdida total de la elegancia. Aún así, nos quedamos disfrutando de la fiesta y del cóctel, pensando que no pasaría nada con el chanel puñetero.

    Mes y medio después, aquí estamos Rachel y yo, desayunando croasanes en Plaza Castilla.

    - Hemos triunfado Rachel, aún no me puedo creer que tus dos años de derecho, y tu look a lo Reese  Witherspoon en Una rubia muy legal, me hayan salvado de pagar tres mil euros.

      Rachel estaba preciosa con su melena rubia suelta y su traje de raya diplomática de Celine.Yo me había decantado por un vestido camisero de Carolina Herrera que Piti me había prestado para el juicio.



      - Tu estrategia de que el rosa pastel no es adecuado para una fiesta a partir de las diez de la noche, y de que Brad Pitt  alteró a los presentes, ha sido un éxito. Eso junto al color rubí intenso del borgoña del noventa y cinco, nada extraible de un buen crepé de seda, y por lo tanto un desacierto. Paga el seguro del catering.

      - Me encanta Reese, me voy a proponer acabar la carrera Rose. Gracias a tí.

      - Pero antes de nada, brindemos por Chanel y su acierto con los colores pastel en todas sus modalidades.

      - Incluido el cáscara de huevo.

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