martes, 14 de septiembre de 2010

EN TACONES POR LA CIUDAD


Ojalá, el título de este blog reflejara mi filosofía real de vida, pero más bien puedo decir: “Con mis zuecos Crocs por mi trabajo en una clínica” Si bien, intentaré verter en estas líneas todas mis ilusiones y deseos respecto a la moda, vamos, que ya quisiera yo ir divina con unos “manolos” por Ortega y Gaset después de un super-tratamiento en Aveda.
Tal es mi obsesión por la moda y el vacío de mi pobre bolsillo que a veces llego a hacer verdaderas locuras. Os contaré el soberano ridículo que hice hace dos semanas en la fiesta de cumpleaños de mi marido.
Todo iba fantástico, una conocida marca de micrófonos vintage a la que mi marido es muy aficionado, quiso esponsorizar el evento a cambio de un rato de photocall con el famoseo amigo de la familia.
- Creo que es una buena idea, cariño. Prometen hacerse cargo de todo: Alquiler del bar, bebidas, y ese fabuloso cattering de sushi del que todas mis pacientes hablan.
- Bueno, no me gusta publicitar mis cosas personales, pero dados los tiempos que corren. Una farra gratis…
- Y con tu fantástica agenda… ¡Todos los medios querrán las fotos!

La fiesta iba sobre ruedas. Gintonics de pepino, mojitos, cosmopolitans… Yo los quería probar todos y a eso de las dos de la mañana estaba borracha como una cuba. De repente ahí los vi: Unos “Louboutin” de raso de seda negro, con plataforma delantera y tacón de aguja de once centímetros. Nunca los había visto en persona y realmente esa suela roja inconfundible deslumbra. Se me nubló la razón, no suelo hacer estas cosas pero alguna actriz flaca de la fiesta se había descalzado y los había dejado allí plantados. Miré a ambos lados y sin dudarlo me los puse. Eran un número menos pero no sabía cuando iba a tener otra oportunidad. Además, en mis rollizas piernas de pin-up lucían mejor que en esas patas de garza.

Los zapatos me poseyeron y me vi tirada en el diván rojo del garito posando como Marylin Monroe en sus mejores tiempos, es decir, borracha y con unas buenas caderas.
Por supuesto, acabaré contando que las fotos elegidas fueron las de la mujer del anfitrión tirada en el diván con los “Labutin” robados y con cara de palo, mientras se acercaba a ella la nueva actriz revelación de la serie de éxito: Algo relacionado con ponerse unas tetas para ser feliz…

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