jueves, 25 de noviembre de 2010

EN LA COLA DE LANVIN.


    Si todavía me quedaba hacer una locura por la moda, tuve la oportunidad el pasado martes. No hay nada más estúpido que madrugar a las cinco para hacer cola durante dos horas en la tienda H&M de la calle Velázquez. Mi amiga Rachel me acompañó a la presentación de la colección de Lanvin para los suecos. La apertura de puertas iba a ser a las ocho, por lo que a las seis y media la cola llegaba hasta Ortega y Gasset.

   - ¡Que frío hace por dios!. Debemos estar como a dos grados. Saca el termo, necesito un café.

   - Rose, sabes que no bebo café desde hace seis meses. He traido té de azahar, es mas glamuroso. Y sano.

   - Eso no nos va a quitar el frío. Conociéndote, me traje mi petaca con vodka polaco. Ideal para el azahar y para estos blinis.

   - ¿Vamos a desayunar caviar y vodka?. Voy a llegar borracha al curro. Estas loca de remate tía.

    La verdad, que con tanto estrés y prisas, sería divertido emborracharse un día laborable y antes del desayuno. Además no éramos las únicas, muchas chicas habían empalmado la sesión house de los lunes en Joy Eslava, con una mañana de compras. Algunas estaban realmente puestas todavía.

    Entre el barullo divisé a mi amigo Alain, no le veía desde el percance en su galería.

   - Hola guapa, cuanto tiempo. No te preocupes por lo del otro día, te perdono si me das un chupito de lo que lleves ahí. Aún no me he acostado, venimos directamente de un áfter de Chueca. Te tengo que llevar, hacen unos dry flirtini estupendos. Llevo un rato buscando a Boris para entrar a ésto sin hacer la cola.
 
    - ¿Flirtini?.

    - Llevan absenta, por lo que te pones como una moto y a ligar con todo lo que se mueva. ¡Boris cabrón, estoy aquí desde hace quince minutos!. Luego vengo a colaros...

     Delante mía, se encontraban dos actrices de reparto de un musical de Gran Vía que está muy de moda, con cafés del Sturbucks. Más adelante, agachada y vomitando, una tertuliana de Sálvame con un gran hermano de hace varios años. Un grupo de emos adolescentes, compartía cervezas con dos dj's góticas de la discoteca Scalibur. Por no hablar, de la decenas de niñas pijas, hijas de mis clientas. Una de ellas, se besaba torrencialmente con uno de esos emos asexuados.

      En fin, la fauna esa mañana era muy variada, y Rachel y yo estábamos muy pedo, cuando Alain nos pasó a la tienda. Casi no noté el pisotón de una de las góticas, que estaba muy cabreada por nuestro descaro.

  
  La zona vip estaba a tope, cuando entré en el baño me encontré con la tertuliana tirada en el suelo. Aquello si que parecía un  áfter en pleno barrio de Salamanca. Al final no compré nada, la colección se agotó en veinte minutos. Ese día me lo tome libre para ir a una boutique, a mirar en el escaparate, un vestido negro de cóctel cien por cien Lanvin. Cien por cien auténtico. Cien por cien más caro...


    

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