martes, 22 de febrero de 2011

MADRID NO FASHION WEEK...

    El viernes pasado, Helena, una de mis mejores pacientes y amiga, me pidió cita para un masaje de urgencia. La noté fatal por teléfono y le hice un hueco para un masaje con aceite de lavanda deluxe.

    - ¿Qué te pasa cariño?. ¡Pero mírate como estás!. Con ojeras y aliento a vodka a las cinco de la tarde.

    - Llevo desde el almuerzo bebiendo vodkatinis, estoy fatal Rose. Estoy totalmente desesperada. He estado dos horas vigilando un ático desde una terraza de la calle Padilla.


  - Conozco esa terraza. Los mejores vodkatinis de Madrid.

    Helena me contó su última historia sentimental entre llantos y gimoteos. Estaba hundida y humillada. Nunca la había visto así. Ella es una chica preciosa de treinta y tres años con una brillante carrera profesional. Ahora es una de las decoradoras de interiores más cotizadas de la capital. Tiene un lujoso apartamento cerca del Retiro y una clientela envidiable.

    Hace dos meses conoció a Pablo, el hombre perfecto. Estaba cenando en Kabuki con unas amigas, y su nigiri le saltó encima al más guapo del restaurante. Helena nunca supo comer con palillos. A partir de esa noche, se hicieron inseparables: cenas a la luz de las velas, ramos de rosas en la mesa del despacho, desayuno en la cama del ático de Pablo, sexo del mejor, pasión y ternura. Incluso él le regaló un colgante de Tous con brillantes y le confesó su amor.

    - Todo iba sobre ruedas Rose. La otra noche habíamos quedado para cenar, me estaba poniendo mi Herve Leger. Es ese tipo de vestido que hipnotiza a un hombre.


     - Lo sé, es un vestido hecho para ser quitado al principio de una cita. A mi no me caben, pero ya no los necesito...

     - Me llamó media hora antes contándome que le había surgido un asunto de trabajo urgente y que ya me llamaría. No le di importancia, pero ya hace cuatro días que ni me llama ni me coge el teléfono. Le he llenado el contestador de mensajes y me he acercado a su casa. Se ha esfumado Rose. Lo peor es que no se donde trabaja ni conozco a sus amigos. La pasión no me ha dejado pensar en esos asuntos.

    - Tranquila amor, piensa...recuerda algún detalle.

    - Una vez le pillé hablando por teléfono con una chica, tenía acento ruso. El me dijo que era su hermana. También sé que tiene una empresa de eventos. Está organizando la fiesta de Moet Chandon en la Madrid Fashion Week.

    - ¡Cibeles, la pasarela Cibeles!. Empezó ayer Helena. ¿Pero en qué mundo vives?.

    - Llevo cuatro días sin dormir. ¡El amor ha hecho que me olvide de la moda!.

    - Te la está pegando con una modelo rusa. Llamo a Piti, aunque está arruinada, la siguen invitando a los desfiles.

    Piti me consiguió dos pases para esa misma tarde, y Helena y yo nos fuimos en taxi a Ifema.

    - Mi amiga me ha dicho que buscar a una modelo rusa en Cibeles, es como buscar una aguja en un pajar. Mira, ahí está Piti.

    - Queridas amigas, esto está lleno de bellezas del Este. Acabo de salir del desfile de Roberto Verino, y hay mil. Están de moda. Vamos a por una copa y a buscar a ese cabrón.

    En la fiesta de Moet estaba todo el mundo. Alaska y Mario, Carmen Lomana, Nati Abascal, Boris...Estaba siendo un éxito.

    - Rose, acaba de pasar una chica con un colgante de Tous idéntico al mío. Es alta y rubia. Inconfundible. ¡Creo que me voy a desmayar!.

    - ¿Pablo es alto, rubio y de impresionantes ojos verdes?.

    - Sí. ¿Qué ves Rose?.

    - No mires. Se besa con la rusa del colgante. Lo siento...

     Antes de que pudiera impedirlo, Helena se fue directa a la pareja. Toda la fiesta la observaba, sobre todo cuando vertió una botella de chapagne helado, en la entrepierna de Pablo.

    - ¡Eres un cabrón y un sinvergüenza!. ¡Mentiroso, embustero!. Yo...te quería. No pienses que voy a devolverte el puto oso de Tous. Lo pienso vender para irme con mi amiga a París. ¡A la verdadera ciudad de la moda, no a esta pasarela tan cutre!.

    La gente estaba asombrada con el comportamiento de Helena. Aunque creo que también, porque compartían su opinión en secreto. Las editoras de las revistas de moda, sonreían de soslayo. A Alaska se le escapó una risita perversa.

    -Piti, dile a tu chófer que nos venga a recoger.

    - Ya no tengo chófer Rose. Ni visa, ni golf...

    - Para, para, que vamos a deprimir más a esta pobre.

    Piti y yo, logramos sacarla de la fiesta entre llantos y una ligera cogorza. Nos metimos en un taxi y fuimos a su apartamento . Después de una ducha fría y varios cafés, Helena se recuperó. Su corazón tardaría algo más, pero ella se merecía algo mejor. Todas las mujeres se lo merecen. Con el paso del tiempo conocería a alguien...o no. Una chica soltera y feliz, no necesita un hombre al lado. Necesita amor, si es verdadero. Y os digo yo, que existe...

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