Después del fabuloso puente que pasé en Sotogrande, la vida se vuelve un poco gris. Según mi marido me
estoy volviendo una snob insoportable desde que trabajo en el barrio de Salamanca. Puede que así sea, no
sé que pensarán mis colegas punkies de Malasaña. No me reconocerían, el cambio de look es espectacular:
aunque sigo llevando leggins de colores, ahora los compro en La Perla. Ya no bebo litronas en la calle, pero
de vez en cuando rememoro los viejos tiempos y me paseo por Serrano con un mini de mojito. Es mi manera
de seguir siendo rebelde, me gusta ver las caras de las señoras cuando ya he bebido más de la cuenta. Una
vez incluso miccioné entre dos coches al lado de la tienda de Bimba y Lola de la calle Claudio Coello.
-¡ Dios qué rebeldía !, no sé qué pensarían tus amigas de Sotograde.
- Bueno, yo creo que a ellas las habrán pillado también en situaciones embarazosas.
- Yo me imagino a una hace años arrodillada en los baños de Gabanna...
- ¡ Qué bruto eres Jim !. No te podrás quejar...menudo puente del Pilar nos hemos pegado.
La verdad que estas pequeñas vacaciones han sido de lo más variado. Creo que no volveré a tomar más fino en mi vida. Aún me acuerdo de mí en el club de polo totalmente borracha. Por lo visto monté una buena porque creía que la señora de Figueroa me había robado el falso birkin. Sí chicas, al final me compré el bolso, y creí morirme cuando descubrí que el de Tita Figueroa era el auténtico. Allí estaba yo, monísima con mis vaqueros y mi chaqueta de tweed perfectamente conjuntados com mi birkin. A las dos horas, después de veinte finos y diez rebujitos, me empeñé en que Tita me había levantado el bolso.
Cuando he llegado a Madrid, mi agenda de citas de la clínica estaba más vacía que la tienda de Kenzo tras esa desastrosa colección spring-summer del año pasado. No entiendo porque ciertos diseñadores se empeñan en que los pantalones baggy tienen que estar de moda...
- Pues inmediatamente después, el teléfono no paró de sonar. Piti recomendó la clínica a todo su círculo de amistades. Casi me caigo de culo cuando me entero que antes de casarse, Tita se había acostado con todo Madrid y mitad de La Moraleja. De repente tengo la agenda llena de esposas resentidas. Están encantadas de que gracias a mi "etílico" incidente con Tita, ésta acabara arrastrándose por el barro con tal de recuperar su birkin. Por lo visto no es muy fino salir con el vestido de cóctel de Prada totalmente embarrado en todas las fotos de Hola.
- ¿Ves?, yo tenía razón. Esa Tita Figueroa ha acabado muchas veces a "cuatro patas".
- La conocen en todos los hoteles de lujo de Madrid, en el reservado de Horcher y hasta en el de Jockey...
- Una auténtica roba-maridos.
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